El Observatorio Europeo Austral (ESO) ha emitido una alerta sobre el impacto negativo que el megaproyecto energético INNA tendrá en la astronomía a nivel mundial. Según la ESO, este proyecto causará un daño «devastador, irreversible y no mitigable» a los telescopios ubicados en el norte de Chile. Itziar de Gregorio, representante de ESO en el país, presentó un informe en Santiago que detalla cómo la planta de producción de hidrógeno y amoniaco verde afectará las condiciones óptimas para la observación astronómica.
Contaminación lumínica y atmosférica
El informe indica que el proyecto INNA incrementará significativamente la contaminación lumínica, las vibraciones del suelo, la turbulencia atmosférica y la emisión de polvo. La contaminación lumínica provocada por INNA hará que el cielo chileno sea un 35% más brillante en el cerro donde se encuentra el Very Large Telescope. Además, se estima un aumento del 5% en la zona del futuro Extremely Large Telescope, que comenzará a operar en 2030, y un 55% en los terrenos del Cherenkov Telescope Array.
Las vibraciones y turbulencias atmosféricas generadas por el parque eólico amenazarán la estabilidad que los instrumentos astronómicos necesitan para funcionar correctamente. Esto también afectará la claridad de las imágenes obtenidas. Por otro lado, la construcción del complejo energético incrementará en un 75% la cantidad de polvo en el aire. Esto «producirá una degradación más rápida de la reflectividad de los espejos de los telescopios y reducirá el tiempo de observación debido a las labores de limpieza y mantenimiento frecuentes», añadió De Gregorio.
Propuesta de mitigación
El informe concluye que la única forma de mitigar el impacto del INNA en la astronomía es alejando el proyecto entre 50 y 100 kilómetros del observatorio europeo. «Estamos muy dispuestos a colaborar para ver cuál es la distancia ideal para que puedan desarrollarse ambos proyectos», reconoció De Gregorio.
Decisión del Servicio de Evaluación Ambiental
A pesar de las críticas de gran parte de la comunidad científica mundial, el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) de la región norteña de Antofagasta decidió continuar con la tramitación del proyecto a finales de febrero. Esta decisión se tomó en un contexto en el que muchos defendieron la necesidad de proteger la oscuridad del cielo chileno. «Estamos en un momento en el que Chile requiere ordenar su territorio para que pueda existir la industria astronómica y otras industrias», opinó De Gregorio.