Más de 4 millones de hectáreas de bosques y pastizales han sido devastadas por incendios forestales en Bolivia desde principios de julio. Esta situación pone en grave peligro a la fauna local, según informes del Centro de Atención y Derivación de Fauna Silvestre (CAD) en Santa Cruz. Los socorristas han rescatado a numerosos animales heridos, incluidos jaguares y tucanes, que enfrentan problemas de desnutrición y deshidratación tras perder su hábitat.
Impacto en la fauna
«Los incendios no solo han afectado su estado físico, sino que los dejan sin alimento, sin refugio, sin sombra y sin agua», comentó a EFE Eliamne Gutiérrez, una bióloga que trabaja en el CAD. Este albergue recibe a varios de los animales más afectados por los incendios, que padecen cuadros severos de deshidratación, desnutrición y quemaduras difíciles de tratar.
La experta lamentó que «es muy triste que todos los años se repita lo mismo y al final no importa cuántos recursos o logística se añadan cada año; total, de nada sirve, la situación en la temporada cada vez es peor y vamos a perder más animales». Los incendios facilitan la caza furtiva, ya que el hábitat de muchos animales como jaguares y tucanes se ve reducido, lo que es aprovechado por los traficantes que pueden encontrarlos con mayor facilidad.
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Rescates en municipios
Varios de los rescates de estos animales se realizaron en los municipios de Roboré y San Matías, este último en la frontera con Brasil. En el refugio permanecen animales que tienen la posibilidad de regresar a su hábitat después de su recuperación, mientras que otros jamás tendrán esa oportunidad y deberán vivir en centros de custodia.
Aría es una cría de urina o ciervo que fue recientemente rescatada y llevada al refugio. La urina pasó varios días sin su madre en una zona arrasada por el fuego y todavía necesita leche materna. Uno de los animales más lastimados en el refugio es una tamandúa, un tipo de oso hormiguero que resultó con sus 4 patas quemadas.
Condiciones de los animales
Las tamandúas son animales con «movilidad limitada» y no tienen la velocidad suficiente para escapar. Se alimentan exclusivamente de termitas y «no consumen mucha agua», por lo que pueden deshidratarse con facilidad. Otro caso crítico es el de 3 tucanes que fueron rescatados de traficantes de animales.
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Gutiérrez mencionó que «es muy fácil» que los cazadores capturen a las especies más vulnerables «después de un evento en el que el bosque queda destruido y los recursos son mínimos». La experta también señaló que existen «daños colaterales» de los incendios que afectan a los felinos grandes y pequeños.
El caso de Cobu
Cobu es un jaguar de 3 meses que llegó al CAD hace poco y estaba en un «estado crítico» por la mala alimentación que recibió. «Creemos que lo sacaron del lado de la madre; a la madre la mataron por un conflicto que hubo (…) Cobu no va a volver a la naturaleza; va a ir a un centro de custodia», lamentó Gutiérrez.
Incendios y quemas autorizadas
Desde que comenzaron las quemas «chaqueos» autorizadas para habilitar terrenos para siembra o crianza de ganado, se han quemado más de 4 millones de hectáreas. Esta situación pone en riesgo no solo a la fauna, sino también a la biodiversidad de la región.