Un equipo de investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) y del Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB) ha logrado controlar por primera vez una enfermedad que pone en peligro a las poblaciones de anfibios en todo el mundo. Utilizando un fungicida agrario aplicado directamente en el agua, los investigadores demostraron que no tiene efectos negativos en la química ni en la biología del agua, evitando así la necesidad de retirar a los animales de su hábitat.
La quitridiomicosis y su impacto en los anfibios
La quitridiomicosis es una enfermedad causada por un hongo que afecta la piel de los anfibios, impidiendo su correcta regulación del agua y los electrolitos. Esto puede llevar a un fallo cardíaco en los animales. Este hongo se encuentra en todo el planeta y es una de las principales causas del declive y la extinción de especies de ranas, sapos, tritones y otros anfibios. Se transmite de un animal a otro y se propaga rápidamente en la naturaleza, causando mortalidades catastróficas en muchas especies.
Un avance en el tratamiento de la quitridiomicosis
Anteriormente, se había logrado controlar la enfermedad en poblaciones de «sapo partero balear» en Mallorca, pero era necesario retirar a los animales de los cuerpos de agua y vaciarlos antes de aplicar el tratamiento, lo que resultaba costoso. En este estudio, el equipo de investigación trabajó con poblaciones de «sapo partero bético», una especie endémica de la cordillera bética en el sureste de la península ibérica.
El uso del fungicida agrario «tebuconazol»
Los investigadores utilizaron el fungicida agrario «tebuconazol» para tratar las aguas infectadas donde se reproduce el «sapo partero bético», una especie especialmente sensible a la enfermedad. Esta especie está catalogada como «en peligro» por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza debido a su tendencia poblacional negativa.
Resultados prometedores
Con dos aplicaciones del fungicida, el equipo logró reducir significativamente la carga infecciosa de los animales en la mayoría de las masas de agua tratadas. Además, se observó que en seis de los diez puntos tratados, la desinfección se mantuvo después de más de dos años. Aunque el uso de químicos en la naturaleza no es deseable, en casos de especies especialmente amenazadas como los anfibios, se considera necesario realizar intervenciones efectivas para su conservación.