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Cómo responde el tercer mandato de Lula a un mundo cambiado

El Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva/Latinoamerica21
Lula representa hoy el liderazgo más importante del Sur Global. Su posición en las organizaciones aquí presentadas representa un análisis de la estructura de la política exterior para los próximos años y trae consigo reflexiones de sus administraciones pasadas, el interés por resolver problemas relacionados con la desigualdad y los conflictos internacionales, a través de fórmulas basadas en las posiciones históricas de la diplomacia brasileña y los principios de no intervención y el proceso de mediación para la resolución pacífica de conflictos.

Paulo Rebello/Latinoamérica21

Desde que Luís Inácio Lula da Silva ganó las elecciones de 2022, Brasil ha buscado recuperarse de una imagen internacional erosionada por la agenda limitada defendida por el entonces presidente Jair Bolsonaro. Además de agendas históricas como la integración latinoamericana y el principio de no intervención, el actual mandato del presidente Lula presenta respuestas diferentes a un mundo que ya no se entendía durante sus dos primeros mandatos (2003-2011).

A medida que se acerca el primer año de su nuevo mandato, Lula construye sus directrices de política exterior junto a figuras clave de sus gobiernos anteriores: Celso Amorim y Mauro Vieira, respectivamente asesor especial del presidente de la República y ministro de Asuntos Exteriores. En este marco, hay que entender la relación de su gobierno con la transformación del sistema multilateral guiada por la expansión de los BRICS, las relaciones con el G20 y el G77, así como su primera participación en este mandato durante la Asamblea General de las Naciones Unidas.

La expansión de los BRICS

En primer lugar, como señaló Vieira, el consenso debe ser utilizado como norma principal dentro del bloque. Sin embargo, no hay que olvidar que los países con mayor potencial económico y político a veces tienen preferencia en el proceso de toma de decisiones. La disolución del poder regional, como en el caso de Brasil dentro de los BRICS, puede generar un coste político para los intereses del país a nivel multilateral. Esto puede verse en las relaciones con los países del Mercosur y su diálogo con la Unión Europea, aunque Brasil en particular esté comprometido con la finalización del acuerdo.

Una disputa regional intra-bloque no significa que los mecanismos de consenso estén fallando, sino que el proceso de disolución del poder es una realidad. La búsqueda de consenso dependerá de la voluntad política y de aspectos de realpolitik y también del valioso soft power de Brasil para resolver posibles controversias. La misma lógica puede aplicarse a las relaciones entre Sudáfrica – Egipto – Etiopía, Irán – Arabia Saudí – Emiratos Árabes e India – China, siempre que se guarden las debidas proporciones.

También hay aspectos económicos y políticos muy positivos. En 2024, el bloque representará aproximadamente el 46% de la población y el 36% del PIB, oponiéndose a los intereses del G7 y demostrando que está surgiendo una nueva forma en un mundo cada vez más multipolar.

Otro punto sobre los BRICS que merece ser destacado es su enfoque en el equilibrio regional, su compromiso con las reformas del sistema de gobernanza global y el comercio a través de monedas locales. El equilibrio regional dentro de los BRICS es, sin embargo, un reflejo de la lógica geopolítica y geoeconómica de las regiones abarcadas.

Relaciones con el G20

En el caso del G20, la diplomacia brasileña buscará centrarse en áreas en las que Brasil lidera o desempeña un papel fundamental: transición energética, inclusión social y desarrollo sostenible. Con la ampliación del BRICS, habrá un total de siete países miembros de los dos bloques, aumentando así la correlación de fuerzas, donde habrá mayor margen para tratar cuestiones internacionales. El G77 demuestra que Brasil también busca mantener el diálogo histórico con las naciones conocidas en la época como no alineadas, con un enfoque económico que busca el desarrollo común de las 135 naciones pertenecientes al bloque.

La comprensión de la participación diplomática en los tres grupos demuestra el carácter multilateral de la diplomacia brasileña en el tratamiento de las cuestiones geopolíticas, comerciales y económicas. Aunque se haya dado prioridad a los BRICS durante el primer año de gobierno de Lula, se entiende que no hubo abandono de las agendas históricas del Partido de los Trabajadores, como la cooperación Sur-Sur, el diálogo con los actores globales y la construcción de un orden multipolar basado en el consenso.

Discurso en la ONU

Por último, Lula se dirigió a la Asamblea General de las Naciones Unidas por primera vez desde 2009. Junto a naciones como India y Japón, Brasil ha buscado reformar el Consejo de Seguridad de la ONU, el órgano más importante del sistema.

Entendiendo la ONU como el principal escenario de las relaciones internacionales, Lula presentó los principales avances y ambiciones de su política exterior, como la reforma del sistema de gobernanza global y el liderazgo de Brasil en el Sur Global.

En 2009, Lula centró su discurso en tres grandes problemas que azotaban el mundo en aquel momento: la crisis económica, la falta de una gobernanza estable y democrática y el cambio climático.

Actualmente, el eje de la argumentación se centra en las desigualdades, tanto internas como externas, responsables directas de las sucesivas crisis por las que atraviesa el mundo. Al reiterar las posiciones históricas de la diplomacia brasileña, Lula no solo elevó y recuperó el estatus diplomático, sino que también presentó su liderazgo y alternativas para resolver los dilemas que la sociedad internacional viene enfrentando.

Lula señaló los más variados conflictos en el mundo y reafirmó el compromiso de Brasil con la paz y el desarrollo sostenible. Reafirmó que es necesaria una reestructuración del sistema de gobernanza mundial, pues el orden existente ya no representa el carácter multilateral de las relaciones internacionales.

Lula representa hoy el liderazgo más importante del Sur Global. Su posición en las organizaciones aquí presentadas representa un análisis de la estructura de la política exterior para los próximos años y trae consigo reflexiones de sus administraciones pasadas, el interés por resolver problemas relacionados con la desigualdad y los conflictos internacionales, a través de fórmulas basadas en las posiciones históricas de la diplomacia brasileña y los principios de no intervención y el proceso de mediación para la resolución pacífica de conflictos.

Paulo Cesar Rebello de Oliveira es analista político y Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Salamanca. Investiga sobre política exterior brasileña, seguridad internacional y política comparada.


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