Un estudio realizado por la Universidad de Monash y publicado en Annals of Internal Medicine reveló que el uso diario de aspirina aumenta en un 20% el riesgo de anemia en personas, principalmente mayores de 70 años.
Los investigadores analizaron los datos del ensayo histórico Aspree y encontraron que aquellos pacientes mayores que toman aspirina en dosis bajas, deben tener un control regular de la anemia. El estudio siguió a 18.153 adultos mayores inicialmente sanos en Australia y Estados Unidos.
El grupo que tomaba aspirina presentó un riesgo un 20% más alto de desarrollar anemia en comparación con el grupo placebo. La anemia puede afectar la función general del cuerpo, aumentando la fatiga, las discapacidades, los síntomas depresivos y los problemas cognitivos.
Además, se observó una disminución más rápida de la hemoglobina y niveles reducidos de ferritina (una proteína que transporta el hierro) en el grupo que tomaba aspirina.
La autora principal del estudio, la profesora asociada Zoe McQuilten, afirmó que aunque el sangrado es un efecto secundario conocido de la aspirina, pocos estudios previos han analizado su efecto prolongado sobre el desarrollo progresivo de anemia en personas mayores.
La profesora McQuilten advirtió a los pacientes no cambiar su régimen sin hablar con su médico cabecera ya que aunque este estudio brinda una imagen más clara del riesgo adicional al volverse anémico con el uso prolongado de aspirina, es probable que tenga mayor impacto en adultos mayores con enfermedades subyacentes como enfermedad renal.
La aspirina o ácido acetilsalicílico, principio activo de este medicamento, pertenece a un grupo de medicamentos conocidos como antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) que se usa para el alivio sintomático de los dolores ocasionales leves o moderados, como dolores de cabeza, dentales, menstruales, musculares o de espalda (lumbalgia) así como estados febriles en adultos y adolescentes mayores de 16 años.
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