Corea del Norte afirmó que el pasado viernes alrededor de 800.000 de sus ciudadanos, estudiantes, trabajadores, se ofrecieron como voluntarios para alistarse de nuevo en el ejército para combatir a Estados Unidos.
La información se produce luego de que Pyongyang lanzara el jueves su misil balístico intercontinental al mar entre la península de Corea y Japón, horas antes de que el presidente de Corea del Sur volara a Tokio para una cumbre, en la que se discutieron formas de contrarrestar el armado en Pyongyang.
Según las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el tipo de misil balístico intercontinental de Corea del Norte está prohibido y su lanzamiento generó una serie de rechazos, de los Gobiernos de Seúl, Washington y Tokio.
Las fuerzas surcoreanas y estadounidense, empezaron 11 días de simulacros conjuntos, desde el lunes, denominados «Freedom Shield 23», los cuales se realizan en una escala no vista desde 2017 y con el objetivo de contrarrestar las crecientes amenazas de Corea del Norte.
El líder norcoreano, Kim Jong Un, acusa a Estados Unidos y Corea del Sur de aumentar las tensiones con los ejercicios militares.
Corea del Norte se opone al plan del presidente de Estados Unidos Joe Biden, de recibir al presidente surcoreano Yoon Suk Yeol y a su esposa en la Casa Blanca el próximo mes.
Esta visita de Estado será la segunda bajo la presidencia de Biden, lo que pone de manifiesto los estrechos vínculos entre EE.UU. y Corea del Sur.
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