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Jair Bolsonaro niega acusaciones de golpe de Estado ante el Supremo Tribunal Federal

El ex presidente brasileño Jair Bolsonaro reacciona mientras asiste al juicio de la Corte Suprema de Brasil por un presunto intento de golpe de Estado en Brasilia, Brasil, el 10 de junio de 2025 / Infobae
El ex presidente de Brasil se defiende ante testimonios comprometedores y afirma que sus declaraciones fueron siempre dentro del marco constitucional.

El ex presidente Jair Bolsonaro compareció ante el Supremo Tribunal Federal de Brasil el 10 de junio de 2025, donde negó las acusaciones de haber planeado un intento de golpe de Estado tras su derrota en las elecciones presidenciales de 2022. Durante este interrogatorio, Bolsonaro se enfrentó a testimonios que podrían comprometerlo, incluyendo el de su ex asistente personal, Mauro Cid.

Defensa de Bolsonaro

Bolsonaro afirmó ante los jueces que todas las discusiones que se llevaron a cabo después de las elecciones se mantuvieron dentro de los límites de la Constitución. “Discutimos posibilidades, alternativas, siempre dentro de la Constitución, sin salir de sus cuatro líneas”, declaró el ex presidente. Este juicio es el primero que se lleva a cabo por golpismo contra un ex mandatario brasileño desde que se restauró la democracia en 1985. Bolsonaro enfrenta una posible condena de hasta 40 años de prisión por delitos relacionados con la abolición violenta del Estado democrático y por intento de golpe de Estado.

Los disturbios del 8 de enero

La investigación judicial se origina en los eventos del 8 de enero de 2023, cuando miles de seguidores de Bolsonaro atacaron y destruyeron las sedes del Congreso Nacional, el Palacio Presidencial de Planalto y el Supremo Tribunal Federal. En su defensa, Bolsonaro negó ser el líder intelectual detrás de estos disturbios. “No hay un golpe sin liderazgo, sin financiación y con unos pocos miles de personas desarmadas”, sostuvo ante el juez Alexandre de Moraes.

Críticas al sistema electoral

Durante la audiencia, Bolsonaro describió sus críticas al sistema electoral brasileño como “retórica”, que surgió de una desconfianza histórica hacia las urnas electrónicas. A lo largo de casi 30 años como diputado y durante su presidencia, promovió el voto impreso y expresó dudas sobre la seguridad del sistema electrónico, aunque admitió no tener pruebas concretas de fraude. “Mi retórica siempre fue parecida”, afirmó, explicando que su intención era asegurar una mayor transparencia electoral.

Afirmaciones sin pruebas

En julio de 2022, Bolsonaro convocó a una reunión con embajadores extranjeros en el Palacio de la Alvorada, donde presentó afirmaciones sobre la supuesta vulnerabilidad de las urnas electrónicas sin ofrecer pruebas. Dijo que un hacker había accedido al sistema del Tribunal Superior Electoral (TSE) y que las urnas podían ser manipuladas para favorecer a su oponente. Estas afirmaciones fueron desmentidas por el TSE. Además, en noviembre de 2022, tras perder las elecciones, solicitó al TSE la anulación de votos emitidos en más de 279,000 urnas electrónicas, argumentando supuestas irregularidades.

El TSE rechazó esta solicitud por falta de pruebas y calificó la acción como un intento de deslegitimar el proceso electoral. Estas acciones contrastan con su afirmación de haber actuado dentro de los límites constitucionales y que sus críticas eran solo retóricas. La evidencia sugiere que Bolsonaro llevó a cabo una campaña activa para socavar la confianza en el sistema electoral brasileño.

Testimonio de Mauro Cid

Durante el interrogatorio del martes, el testimonio más comprometedor provino de Mauro Cid, su ex asistente personal. Este teniente coronel admitió haber entregado al entonces presidente un documento detallado con planes para decretar estado de sitio, arrestar autoridades y establecer un consejo electoral para repetir los comicios. “Bolsonaro recibió y leyó” dicho documento, aseguró Cid.

Defensa y contradicciones

La defensa de Bolsonaro se centró en momentos de duda y desmemoria del ex asistente presidencial. El abogado Celso Vilardi criticó las “contradicciones” y la “memoria absolutamente selectiva” del testigo, y celebró una audiencia “excelente” para sus esfuerzos por anular el proceso judicial. Otros testigos militares negaron cualquier participación en planes golpistas.

Almir Garnier, quien fue comandante de la Marina durante el mandato de Bolsonaro, afirmó que nunca discutió medidas para cancelar los resultados electorales ni ofreció tropas militares para apoyar tal plan. Anderson Torres, ex ministro de Justicia, reconoció que un documento con propuestas golpistas fue encontrado en su casa, pero lo descalificó por ser “mal escrito” y poco serio.

Otro ex alto funcionario militar aseguró que Bolsonaro desestimó cualquier iniciativa ilegal y cerró cualquier posibilidad de un golpe, según su propia versión. Durante su testimonio, Bolsonaro enfatizó que nunca actuó en contra de la Constitución brasileña. Reconoció haber insultado a adversarios políticos, pero insistió: “Insultaba, decía palabrotas, pero hice lo que tenía que ser hecho”.

Impacto en la política brasileña

El juez Alexandre de Moraes ha liderado diversas investigaciones sobre ataques a la democracia brasileña durante el mandato del ex presidente. El Supremo Tribunal Federal continuará con los testimonios antes de emitir una sentencia que podría transformar radicalmente la vida política del ex mandatario ultraderechista.

La polarización política generada por estas acciones ha tenido un impacto significativo en la ciudadanía brasileña y ha contribuido a tensiones sociales persistentes desde entonces.

El ministro Alexandre de Moraes, habla durante el juicio ante la Corte Suprema de Brasil por un presunto intento de golpe de Estado / Infobae

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