Un estudio internacional liderado por la Universidad de Ciencia y Tecnología de China Oriental ha revelado que los plaguicidas están causando efectos negativos en más de 800 especies tanto terrestres como acuáticas, lo que contribuye a la crisis de la biodiversidad. La investigación, publicada el 13 de febrero de 2025 en Nature Communications, analizó más de 1.700 estudios sobre 471 tipos distintos de pesticidas que se utilizan en la agricultura, el comercio y el uso doméstico.
Los pesticidas han afectado la velocidad de crecimiento, el éxito reproductivo e incluso han alterado comportamientos como la capacidad de capturar presas, encontrar plantas para alimentarse, desplazarse o atraer a la pareja. Además, los plaguicidas pueden afectar el metabolismo de los organismos y dañar las células. Estos efectos negativos pueden provocar la muerte prematura de los organismos salvajes y reducir sus poblaciones.
Un enfoque más amplio
Los investigadores afirman que, a diferencia de estudios anteriores que se han centrado en grupos específicos de especies como las abejas, los peces o las plantas, o en hábitats concretos, ellos han considerado todo el espectro de especies que se encuentran en el mundo natural. «Nuestro estudio ofrece una visión sin precedentes de las consecuencias del uso de pesticidas en el medio natural a nivel mundial», asegura el coautor Ben Woodcock.
Necesidad de políticas adecuadas
«Los plaguicidas son un mal necesario, sin el cual la producción mundial de alimentos y los medios de vida de los agricultores probablemente se derrumbarían. Pero nuestras conclusiones ponen de manifiesto la necesidad de políticas y prácticas que reduzcan su uso», advierte Woodcock. Para Dave Goulson, investigador de la Universidad de Sussex y coautor del estudio, es preocupante haber descubierto que los pesticidas «tienen efectos negativos generalizados en plantas, animales, hongos y microbios, que amenazan la integridad de los ecosistemas».
Consecuencias del uso excesivo
El estudio recuerda que el uso excesivo de plaguicidas no solo amenaza a las especies beneficiosas a las que no están destinados, sino que también puede hacer que las plagas desarrollen resistencia a los productos químicos. En la Unión Europea, más del 10% de las tierras dedicadas a la producción agrícola son ecológicas y no utilizan plaguicidas sintéticos.
Alternativas para los agricultores
Como opciones alternativas para los agricultores, el estudio propone la plantación de flores silvestres y bancos de escarabajos para apoyar a las especies que se alimentan de las plagas. Otras medidas podrían ser avanzar el momento de la siembra para evitar las plagas y rotar los cultivos para romper los ciclos vitales. Los jardineros también pueden contribuir con opciones como introducir nematodos o mariquitas.
Además, las barreras físicas pueden evitar daños causados por orugas y pájaros. «En el futuro es necesario buscar posibilidades de desarrollar métodos agrícolas que respondan mejor a nuestros controladores naturales de plagas», concluye Woodcock. Más allá del impacto directo sobre diversas especies, este fenómeno representa un desafío significativo para mantener la biodiversidad global y garantizar prácticas agrícolas sostenibles.