Un equipo de científicos ha demostrado que las células cancerosas pueden utilizar los ribosomas, que son las fábricas de proteínas del organismo, para aumentar su invisibilidad y esconderse del sistema inmunitario.
Los detalles de este estudio, llevado a cabo por investigadores del Instituto Oncológico de los Países Bajos, fueron publicados el lunes 21 de octubre en la revista Cell. Según los autores de la investigación, este hallazgo «nos hace cambiar nuestra forma de pensar sobre los ribosomas».
El sistema inmunitario y el cáncer
Nuestro sistema inmunitario está en constante vigilancia de nuestro organismo. Para sobrevivir, las células cancerosas necesitan eludir esta inspección. Sin embargo, cómo logran evadirla sigue siendo una pregunta compleja.
«Hacer que las células tumorales sean más visibles para el sistema inmunitario ha revolucionado el tratamiento del cáncer», afirma el investigador Liam Faller, del Instituto Holandés del Cáncer. Sin embargo, «muchos pacientes no responden a las inmunoterapias o se vuelven resistentes».
Ribosomas como herramientas de evasión
Según la nueva investigación, es posible que las células tumorales utilicen nuestras propias fábricas de proteínas para ocultarse. Cada una de nuestras células contiene alrededor de 1 millón de minúsculas fábricas de proteínas, conocidas como ribosomas.
«Fabrican todas las proteínas que necesitamos. Este trabajo es tan esencial: ¡toda la vida depende de él! Por eso siempre se ha pensado que todos los ribosomas son iguales y que se limitan a producir proteínas de forma pasiva, según les dicta el núcleo de la célula. Ahora hemos demostrado que no es necesariamente así», explica Faller.
Modificación de ribosomas
El estudio demuestra que las células modifican sus ribosomas cuando reciben una señal de peligro del sistema inmunitario. «Cambian el equilibrio hacia un tipo de ribosoma que tiene un brazo flexible que sobresale, llamado tallo P. Al hacerlo, se vuelven mejores en la producción de proteínas», según Faller.
Al igual que la cara de una persona, la superficie de una célula revela mucho de lo que ocurre en su interior. «Las células se recubren de pequeños trozos de proteína, que es como nuestro sistema inmunitario puede reconocerlas y saber si algo va mal», explicó Faller.
La invisibilidad de las células cancerosas
«Es una parte esencial de nuestra respuesta inmunitaria. Si una célula cancerosa puede bloquearlo, se vuelve invisible para el sistema inmunitario». El grupo de Faller ha descubierto ahora una nueva forma en que las células cancerosas podrían «poner cara de póquer» afectando a sus ribosomas.
«Menos ribosomas de brazo flexible significa menos `emociones` en su cara». «Todavía estamos intentando averiguar exactamente cómo lo hacen, para poder bloquear esta capacidad», detalló Anna Dopler, una miembro del grupo de Faller que está estrechamente implicada en el proyecto.
«Esto haría que las células cancerosas fueran más visibles, lo que permitiría al sistema inmunitario detectarlas y destruirlas», agregó.
Fuente: EFE.