Con más de 7.000.000 de hectáreas quemadas, los daños en Santa Cruz son equivalentes a la superficie de 3.000 aeropuertos Viru Viru. “Se nos está quemando la casa. Santa Cruz está ardiendo. Este 24 de septiembre debe ser un día de reclamo, no de celebración. Debemos unirnos para poner fin a esta masacre y a los crímenes contra nuestra fauna y selva”, expresó el presidente del Concejo de Montero, William Perales, visiblemente afectado por la magnitud del desastre ambiental.
Impotencia ante la devastación
Durante los actos conmemorativos del mes cívico, que debería haber sido festivo, autoridades, caciques y pobladores se mostraron impotentes ante la devastación provocada por los incendios forestales y el denso humo que ha posicionado al país entre las regiones más contaminadas del mundo. Además, la población enfrenta la amenaza de un posible aumento en las tarifas del transporte.
Condiciones propicias para incendios
A diferencia de años anteriores, en los que las lluvias mitigaban el calor extremo, este año la sequía y la quema ilegal han propiciado condiciones ideales para que los incendios se propaguen, formando complejos de fuego que han alcanzado más de 25 kilómetros.
El peor desastre ambiental
El coordinador del Centro de Operaciones de Emergencia Departamental (COED), Jhonny Rojas, afirmó que Santa Cruz está atravesando el peor desastre ambiental de su historia, con casi el doble del daño registrado en 2019, cuando se quemaron 4,2 millones de hectáreas. “Este es el mayor desastre ambiental que ha vivido Santa Cruz. A pesar de nuestros esfuerzos, los incendios provocados persisten”, comentó Rojas.
Áreas afectadas por los incendios
La devastación ha afectado prácticamente toda el Área Protegida de Manejo Integrado (ANMI) San Matías, hogar de la paraba azul, así como el parque Otuquis y otras áreas protegidas como San Rafael y Bajo Paraguá.
Incendios activos y daños
A pesar de las lluvias recientes, actualmente hay 45 incendios activos en 17 municipios. Según el reporte oficial, 26 comunidades han sufrido daños directos, con 21 viviendas destruidas y más de 4.100 familias afectadas. “Contamos con el apoyo de brigadas internacionales, pero necesitamos más ayuda”, concluyó Rojas.
