Paraguay, un país sin acceso directo al mar y que posee la tercera mayor flota fluvial del mundo, enfrenta una situación alarmante. La bajante más grave en un siglo de su principal río ha llevado a una reducción significativa en el volumen de carga que se transporta a través de esta vía. Este río es crucial, ya que representa el 80 % del comercio exterior del país y conecta a Paraguay con sus vecinos y el océano Atlántico.
El río Paraguay, que tiene su origen en Brasil y desemboca en Argentina, ha registrado niveles mínimos en las últimas semanas. Esto se debe a la falta de lluvias y a los efectos de la sequía que afectó al país en 2020.
En Asunción, donde se encuentra el puerto más grande de Paraguay, el caudal ha ido disminuyendo. El viernes, el nivel alcanzó 1,02 metros por debajo del cero hidrométrico, un dato que nunca se había registrado antes, según la Dirección de Meteorología e Hidrología (DMH).
Este nivel se mantuvo negativo el domingo, con un nuevo récord de -1,06 metros, y el lunes se situó en -1,09 metros.
Evento extraordinario
Benjamín Martínez, jefe del Departamento de Dragado de la Administración Nacional de Navegación y Puertos (Annp), comentó a EFE que estamos ante un evento extraordinario. Este tipo de bajante no se había reportado en más de 120 años de mediciones de hidrómetros.
El impacto de esta disminución en el caudal afecta al transporte fluvial, no solo a nivel local, sino también en la hidrovía Paraguay-Paraná. Este corredor natural conecta el puerto Cáceres en Brasil con Nueva Palmira en Uruguay.
De las más de 25 millones de toneladas de carga que se transportaron por la hidrovía en 2023, un 60 % corresponde a cargamentos desde y hacia Paraguay, según cifras del Centro de Armadores Fluviales y Marítimos de Paraguay (Cafym).
Reducción de carga
Martínez indicó que el estado del río ha obligado a las embarcaciones a reducir el peso de su carga. En el tramo sur, los convoyes están operando al 70 % de su capacidad. La situación es aún más complicada aguas arriba, donde las corrientes provienen de Brasil y Bolivia.
En el norte, las embarcaciones están navegando con menos del 50 % de su capacidad. Martínez admitió que, con estos niveles, ya no tiene sentido mantener el tráfico hacia esa zona.
El transporte de mineral de hierro desde las minas en el estado de Mato Grosso del Sur en Brasil ya está sufriendo las consecuencias de la bajante. Raúl Valdez, presidente de Cafym, mencionó que este servicio está «prácticamente interrumpido» desde septiembre.
Impacto en las tarifas
A pesar de que las cargas siguen fluyendo desde Asunción hacia el sur, Valdez destacó que la navegación se realiza en «condiciones difíciles». Se estima que para este año, la carga transportada por la hidrovía podría disminuir un 29 % en comparación con 2023. Un 90 % de ese volumen está a cargo de la flota paraguaya, que es la tercera más grande del mundo, con 2.800 embarcaciones.
La preocupación aumenta, ya que los pronósticos indican que el río seguirá en niveles bajos durante al menos 40 días más. Esto probablemente afectará a las naves de mayor calado y a las tarifas de transporte.
Medidas para aliviar la situación
Las embarcaciones están navegando, en promedio, con un 50 % menos de capacidad para el transporte de cargas. Además, están tardando más en completar sus ciclos de rotación debido a las complicaciones en la navegación.
Para mitigar la situación, las autoridades han decidido realizar dragados, al menos para mantener el paso hacia el sur. Actualmente, hay diez dragas operando, de las cuales nueve son privadas, que buscan profundizar el canal.
No se descarta la posibilidad de activar el transporte terrestre. Si el caudal sigue disminuyendo, Martínez explicó que las embarcaciones preferirán cargar más, pero solo llegar hasta los puertos de Pilar, una localidad situada a 230 kilómetros al sur de Asunción y fronteriza con Argentina.
A partir de allí, se realizaría la distribución por tierra.
Déficit de lluvias
Jorge Sánchez, encargado de la subdirección de Hidrología de la DMH, explicó a EFE que el río Paraguay experimenta un estiaje estacional entre mayo y septiembre. Desde 2020, ha habido un «déficit de lluvias» en la cuenca del río y en su naciente, que se encuentra en el Pantanal, un extenso humedal compartido por Brasil, Bolivia y Paraguay.
Sánchez advirtió que las expectativas para octubre, cuando tradicionalmente se espera la época de lluvias en el país, no son muy alentadoras. Consideró «fundamental» que las lluvias se produzcan en la cuenca media y alta, especialmente en el Pantanal.
