Carolina Cerrudo /Latinoamérica21
El cambio climático, resultado de la actividad humana y evidenciado en fenómenos como olas de calor, lluvias intensas, sequías, la contaminación atmosférica y del agua, genera repercusiones significativas en la salud pública. La experiencia empírica y la observación científica de los últimos años han puesto de manifiesto cómo estos eventos provocados por el cambio climático no solo provocan pérdidas económicas considerables en la región, sino que también resultan en la lamentable pérdida de decenas de miles de vidas.
Según un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el número de muertes relacionadas con el calor extremo en personas mayores de 65 años ha aumentado un 70% en dos décadas. Además, la variabilidad de la lluvia impacta en la disponibilidad y la calidad del agua dulce, lo que aumenta la contaminación y facilita la propagación de enfermedades. Estos cambios climáticos también pueden agravar la malnutrición y desnutrición al dificultar la producción de alimentos. Según el informe de la OMM, en 2020 el número de personas que sufrieron inseguridad alimentaria aumentó en 98 millones en comparación con el periodo 1981–2010.
La contaminación del aire, responsable de 7 millones de muertes prematuras cada año, genera problemas respiratorios, cardiovasculares y dermatológicos, así como un impacto negativo en la salud ocular. Además, las condiciones cálidas promueven la liberación de alérgenos, lo que aumenta las enfermedades respiratorias. Estos riesgos afectan especialmente a mujeres, niños, ancianos, minorías étnicas, comunidades desfavorecidas y personas con afecciones de salud preexistentes.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se proyectan alrededor de 250.000 muertes adicionales anuales entre 2030 y 2050 debido a los efectos del cambio climático. Ante este escenario socioambiental, ¿cuáles son las medidas que podrían implementarse para mitigar estos riesgos y minimizar sus impactos en la sociedad?
Cómo adaptarse: los sistemas de alerta temprana
Una de las medidas para enfrentar los efectos del cambio climático es el desarrollo de sistemas de alerta temprana, comúnmente utilizados para la gestión de riesgo de desastres. Hay gobiernos que emiten advertencias por olas de calor acompañadas por recomendaciones con el objetivo de prevenir sus efectos en la salud, como es el caso del «sistema de alerta temprana por temperaturas extremas» de Argentina.
Los sistemas de alerta temprana realizan el seguimiento de información climática y crean indicadores con el objetivo de suministrar datos que faciliten la toma de decisiones y el diseño de estrategias y políticas públicas. En el ámbito de la salud, un indicador es una medida utilizada para describir y supervisar una característica de salud dentro de una población. Por ejemplo, podría ser la tasa de mortalidad por enfermedades respiratorias o la cantidad de hospitalizaciones debido al calor.
Frecuentemente, la información sobre clima, ambiente y salud se presenta de manera fragmentada, en diferentes escalas temporales y espaciales, lo que dificulta su acceso y utilización. Por ejemplo, supongamos la intención de investigar cómo la temperatura del aire afecta a los casos de dengue en una época específica del año. A pesar de tener datos de temperatura diariamente, es común que los casos de dengue no se reporten como datos públicos o abiertos con la misma periodicidad. La falta de datos detallados dificulta identificar cuándo aumentaron los casos de dengue y establecer una correlación con la variación de la temperatura. Esto presenta desafíos tanto en la comunicación entre proveedores y usuarios de datos como en el desarrollo de políticas de salud pública efectivas.
Es crucial contar con sistemas de información robustos y amplios, con datos fiables, precisos y actualizados. En el Cono Sur, varios profesionales provenientes de la gestión pública, la sociedad civil y la academia, con investigación en el campo de las ciencias de la salud, de las ciencias sociales y ciencias de la atmósfera, están diseñando una plataforma digital enfocada en cinco áreas problemáticas específicas: salud gestacional, enfermedades crónicas, salud laboral, seguridad del agua y sistemas alimentarios. Esta plataforma, a cuyos desarrollo participan varios institutos de investigación del CONICET y de la Universidad Nacional de Córdoba, la Universidad de Buenos Aires y la de Sao Paulo (Brasil), la Fundación Interamericana del corazón de Argentina y el Servicio Meteorológico Nacional, entre otros. busca integrar información sobre el clima, el ambiente y la salud, promoviendo la participación activa de los usuarios en la creación de indicadores pertinentes.
Con la futura implementación de la plataforma, se busca impulsar la recopilación de datos y la creación de indicadores para fortalecer un sistema integrado de vigilancia y monitoreo a nivel regional. Este sistema estará orientado a la toma de decisiones basadas en evidencia. Al igual que Google Maps proporciona información variada sobre distintos aspectos, esta plataforma ofrecerá indicadores que conectan el clima, el medio ambiente y la salud en un formato ágil y accesible para la gestión del riesgo y la planificación sanitaria.
Licenciada en Ciencias de la Atmósfera de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Postgrado en Comunicación Pública de la Ciencia y Tecnología. Docente de la Universidad de Buenos Aires, Escuela de las Ciencias del Mar y en el Centro Regional de Formación del SMN.