Enrique Muñoz López y Adán Castro Añorve / Latinoamérica21
Las grandes ciudades del mundo están experimentando un incremento de las temperaturas, tanto por el cambio climático como por la falta de áreas verdes y el efecto de la isla de calor. Solo en 2023, Ciudad de México sufrió cuatro olas de calor y los golpes de calor, que elevan la temperatura corporal hasta alrededor de 40 grados, pueden llegar a ser mortales.
Para intentar contrarrestar estas ondas de calor, muchas ciudades del mundo están apostando a generar más áreas verdes, que son espacios con vegetación natural o inducida en forma de parques, plazas o zonas arboladas. Las áreas verdes, tienen la capacidad de amortiguar las altas temperaturas, y con ello, influyen directamente en mejorar la calidad del ambiente en las grandes urbes.
En América Latina, 17 ciudades han llevado adelante proyectos de mejora para mantener y ampliar sus áreas verdes con la ciudad brasileña de Curitiba a la vanguardia. Otras ciudades que destacan por sus mejoras son Belo Horizonte, Bogotá, Brasilia, Rio de Janeiro, São Paulo, Medellín, Monterrey, Puebla, Porto Alegre, Quito, Santiago y por debajo del promedio se encuentran ciudades como Buenos Aires, Montevideo, Guadalajara y Lima.
En otras zonas del mundo, las áreas verdes, además de apaciguar las olas de calor, también mejoran las condiciones de vida de los ciudadanos ya que ofrecen espacios para realizar deportes, mejora las relaciones sociales y fortalecer la conciencia ecológica. Nueva York, por ejemplo, cuenta con el Central Park, uno de los parques urbanos más visitados de todo el mundo, con 341 hectáreas, Barcelona con el Parque de la Ciudadela y Madrid con el famoso Parque del Retiro, que está considerado como un bien de interés cultural.
En la Ciudad de México, se cuenta con casi 68 kilómetros cuadrados de áreas verdes que en total cubren el 4.5% de su superficie. Sin embargo, esto no es suficiente para los más de 9 millones de habitantes. El Programa de Infraestructura Verde que impulsa el gobierno local, tiene como finalidad vincular y aumentar la conexión entre áreas verdes y cuerpos de agua; distribuir igualitariamente los beneficios de servicios a la población; garantizar la confluencia social en estos espacios e incorporar acciones para minimizar impactos y efectos del cambio climático.
Sin embargo, estos esfuerzos no han logrado visibilizar el problema de los impactos del calor extremo en la salud en áreas marginadas. Las políticas ambientales y de salud en la Ciudad de México parecen estar disociadas y, si bien existen estrategias para la adaptación al cambio climático, los planes y programas no parecen enfocarse en los impactos del ambiente y la salud en el contexto del aumento de las ondas de calor.
Dentro de la misma ciudad existen contrastes, tanto térmicos como de vulnerabilidad de la población. Entre el centro y oriente de la ciudad puede haber diferencias de hasta 3ºC durante los períodos de temperaturas extremas. En las zonas centro y occidente de la ciudad se localizan las alcaldías con población de mayor poder adquisitivo, menos población vulnerable y mayores superficies de áreas verdes. Mientras que en el oriente de la ciudad habitan poblaciones de bajo poder adquisitivo, alto porcentaje de población infantil y adulta mayor de los 65 años y con pocas áreas verdes. En este marco, la cercanía de las poblaciones vulnerables a áreas verdes aminorarían los efectos de las ondas de calor.
Mientras que en la Ciudad de México el promedio es de 7.5m2 de áreas verdes por habitante, la recomendación de la Organización Mundial de la Salud recomienda un promedio de 16.4m2, más que el doble. Por lo tanto, aún se está lejos de alcanzar el confort térmico en la sexta ciudad más poblada del mundo.
Mapas comunitarios
En este contexto, una herramienta útil para evaluar la eficiencia de las áreas verdes es la cartografía participativa o mapeo comunitario. La elaboración de estos mapas ayuda a complementar el conocimiento técnico, con los conocimientos de la vida real de las personas. Se trata de un proceso abierto que plasma las ideas sobre cómo se entiende el territorio, su medio ambiente, la cultura, los problemas y sus posibles soluciones y nos indican las necesidades de los habitantes
Un grupo de investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México está realizando mapas participativos para evaluar las áreas verdes como amortiguadoras de las olas de calor en la Ciudad de México. También se está avanzando el análisis de imágenes satelitales para mapear la temperatura de zonas con y sin áreas verdes en el oriente de la ciudad.
El objetivo del proyecto “Consulta y cartografía ciudadana sobre áreas verdes y su papel en la salud pública, caso: calor extremo en la Ciudad de México”, es construir puentes de comunicación entre las dependencias y la comunidad para mejorar la salud pública. De esta manera, se puede promover la conservación de áreas verdes y mejorar la toma de decisiones de las instancias públicas, considerando la opinión de la población con base en los mapas participativos.
Así, con la participación activa de la academia, el gobierno local que se involucra con los programas de áreas verdes y la ciudadanía con el mapeo comunitario, es posible identificar los focos rojos de vulnerabilidad y planear mejor las áreas verdes y los servicios de atención a la salud. Todo ello hará posible afrontar de mejor manera las olas de calor cada vez más frecuentes en la Ciudad de México.
*Este texto es producto del Programa Clima, ambiente y salud + migración desarrollado por el Instituto Interamericano para la Investigación del Cambio Global IAI y Latinoamérica21
Enrique Muñoz López es Doctor en Geografía y Desarrollo Geotecnológico, especialidad en análisis y gestión territorial, cartografía digital y participativa comunitaria. Profesor de asignatura en el Colegio de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México.