Las mafias de ciberestafas se convirtieron este año en uno de los problemas más graves de crimen organizado en el Sudeste Asiático, donde al menos 220.000 personas son víctimas de estas redes que las obligan a realizar estafas por internet y vivir en condiciones de esclavitud.
Según un reciente informe de Naciones Unidas, al menos 120.000 personas están retenidas en centros de Birmania donde se les obliga a realizar estafas en internet, mientras que en Camboya, el otro epicentro de estos crímenes, se estima que hay alrededor de 100.000 personas.
Descubrimiento durante la pandemia del covid-19
Las organizaciones que luchan contra la trata de personas empezaron a tener noticias de estos centros a principios del año 2022, cuando gran parte del Sudeste Asiático llevaba casi dos años con fuertes restricciones de movimiento debido a la pandemia del covid-19 y los casinos que dependían del turismo se convirtieron en centros de estafa cibernética.
Cómo operaban los dueños de los casinos camboyanos
«La primera vez que oímos hablar de estos centros fue cuando víctimas de la trata en Sihanoukville (Camboya) que habían logrado escapar nos contactaron», explicó el fundador de la ONG Blue Dragon, Michael Brosowski, durante una conferencia online realizada en noviembre.
La opacidad y las cifras estimadas
La opacidad con la cual operan estos negocios, a menudo controlados por mafias chinas, dificulta conocer las cifras exactas, pero se estima que cientos de miles de personas del Sudeste Asiático son engañadas o secuestradas para trabajar en estos centros y cometer estafas cibernéticas. Según la Alianza Global Antiestafa, este negocio generó 1 billón de dólares entre agosto de 2022 y agosto de 2023.
Condiciones laborales inhumanas
Las condiciones laborales de estos esclavos modernos varían, pero casi todos coinciden en que les confiscan sus teléfonos móviles y pasaportes, sufren largas jornadas laborales y no tienen posibilidad de escapar debido a que los operadores exigen compensaciones astronómicas por el esfuerzo realizado para llevarlos desde sus países de origen.
El extremo abuso hacia las víctimas
En los casos más extremos documentados por Blue Dragon, algunas víctimas fueron obligadas a vender sus órganos como forma de compensación por lo que sus captores consideraban un «bajo rendimiento laboral».
Expansión a otras naciones del Sudeste Asiático
Después de expandirse rápidamente en Camboya, estas redes se extendieron a otras naciones del Sudeste Asiático como Filipinas, Tailandia, Laos y especialmente Birmania. En este último país, el caos generado por el golpe militar ocurrido en febrero del año 2021 creó las condiciones ideales para su proliferación.
Implicación de China y recrudecimiento de los combates
China presionó a la junta militar birmana y llevó a cabo varias operaciones conjuntas para desmantelar algunas de estas redes de trata de personas. Además, anunció la creación de una zona restringida en un condado fronterizo con el noreste de Birmania con el objetivo de frenar el tráfico humano y otros delitos perpetrados por bandas cibercriminales.
Cambios recientes debido a factores externos
Por otro lado, el recrudecimiento de los combates en Birmania en las últimas semanas debido a una alianza entre guerrillas étnicas y fuerzas prodemocráticas contra la junta generó caos en muchas zonas y facilitado la huida de cientos trabajadores que están siendo repatriados por sus respectivos gobiernos.
Blue Dragon advirtió que hasta que llega la ayuda gubernamental, miles de personas quedan atrapadas en «especies de campos refugiados».
Fuente: EFE