Julio será el mes más cálido jamás registrado, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de las Naciones Unidas y el observatorio europeo Copernicus. Tras varias semanas de olas de calor en distintos puntos del planeta, se confirma que los extremos meteorológicos experimentados son una dura realidad del cambio climático y un adelanto de lo que nos espera en el futuro, afirmó Petteri Taalas, secretario general de la OMM.
Los efectos del calentamiento debido a la actividad humana han sido devastadores en las últimas semanas. Se registraron incendios en Grecia y Canadá, así como temperaturas extremas en el Sur de Europa, África del Norte, Estados Unidos y parte de China, donde también se ha sufrido el tifón Doksuri. Las tres primeras semanas de julio ya se posicionan como las más calurosas jamás registradas y desde Copernicus aseguran que no es necesario esperar al final del mes para confirmar este récord.
Estas observaciones coinciden con las previsiones realizadas por especialistas. La red científica World Weather Attribution (WWA) concluyó recientemente que las olas de calor en Europa y Estados Unidos habrían sido casi imposibles sin el efecto de las emisiones humanas de gases de efecto invernadero.
Antonio Guterres, secretario general de las Naciones Unidas advierte: «La era del calentamiento global ha terminado; ahora es momento de la era de la ebullición global. El cambio climático está aquí. Es aterrador. Y esto es solo el principio». La temperatura del planeta aumentó 1,2 ºC en comparación con la era preindustrial, y se busca establecer medidas de emergencia para evitar que este incremento supere los 1,5 ºC, límite establecido para el año 2100 por el Acuerdo de París de 2015.
En ese sentido, Catherine Abreu, representante de la organización no gubernamental (ONG) Destination Zero, recomendó reducir la producción anual de combustibles fósiles en un 6% aproximadamente, con el objetivo de lograr una reducción global del 40% para el año 2030.
Sin embargo, la Agencia Internacional de Energía (AIE) señala que el consumo mundial de carbón alcanzó un máximo histórico en 2022 y podría volver a niveles récord este año. El carbón es una de las principales fuentes emisoras de gases de efecto invernadero junto con el gas y el petróleo.