Las vacaciones pueden generar estrés adicional si no se tienen ciertas precauciones. El hecho de romper con nuestras rutinas puede provocar aburrimiento, sentirnos desbordados o incluso más estresados. Sin embargo, hay algunas cosas que podemos hacer para facilitar que las vacaciones nos ayuden a impulsar nuestro bienestar emocional y el de nuestros hijos.
En primer lugar, debemos permitirnos disfrutar de las pequeñas cosas con los niños. A veces programamos tantas actividades que lejos de aligerar el estrés, acabamos añadiendo más. Se puede resumir perfectamente con el “dolce far niente” de los italianos, que se inclina por no hacer nada de lo que sea habitual. Invitémonos a desconectar de la tecnología, a no pensar en las preocupaciones del futuro o simplemente descansar.
Además, es importante mantener un horario saludable para dormir, tanto para nosotros como para nuestros hijos durante las vacaciones. Aunque no haya escuela, debemos intentar mantener una rutina adecuada y dormir entre 8 y 10 horas diarias ya que la higiene del sueño es un componente esencial de nuestra salud mental.
El ejercicio regular también es fundamental para nuestra salud física y mental durante las vacaciones. A pesar del invierno y la tentación de quedarnos en casa viendo series en el sofá, tenemos que dedicar entre 20 y 30 minutos cada día a realizar alguna actividad física. Gracias al ejercicio liberamos hormonas naturales que nos hacen sentir mejor y nos dan un impulso positivo en nuestro bienestar general.
La alimentación también juega un papel importante en nuestro estado anímico durante las vacaciones. Las dietas ricas en azúcar refinado pueden alterar la regulación de la insulina y provocar sensaciones de irritabilidad y malestar. Por tanto, es importante comer sano para mantener nuestro cuerpo y mente en equilibrio.
Por último, aprovechemos el tiempo libre para estar en contacto con la naturaleza. Los estudios demuestran que el contacto con la naturaleza reduce el estrés, la ansiedad y la depresión, proporcionándonos sensaciones de calma y bienestar. Durante las vacaciones podemos visitar parques, jardines o bosques para relacionarnos con el entorno natural y disfrutar de sus beneficios.