El consumo de benzodiacepinas en España es considerado “abusivo e injustificado” por el responsable del Grupo de Trabajo de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Antonio Torres, quien afirma que se trata de “un problema que necesita solución”.
En los últimos diez años, la venta de ansiolíticos y antidepresivos en farmacias ha aumentado un 30%, con subidas en el consumo año tras año.
En 2022 se dispensaron 111.182 millones de medicamentos de esta clase, siendo aproximadamente la mitad benzodiacepinas. Estas cifras convierten a España en el primer país del mundo en su consumo.
En comparación con otros países europeos, España tiene un volumen muy superior al consumir 110 dosis al día por cada 1.000 habitantes, mientras que Bélgica y Portugal consumen solo 80 dosis al día por cada 1.000 habitantes y Alemania consume solo 0,4 dosis por día por cada 1.000 habitantes.
Durante el XXIX Congreso Nacional de Medicina General y Familia celebrado en Granada, Antonio Torres indicó que toda la sanidad española está ante un mal endémico debido a las altas tasas de consumo adictivo después del alcohol y tabaco; las benzodiacepinas son la sustancia más consumida en España, incluso más que el cannabis.
Rafael Castro también miembro del Grupo de Trabajo mencionado anteriormente manifestó que este consumo puede acarrear efectos secundarios como: alteraciones cognitivas (lentitud mental o pérdida temporal) debilidad muscular o sedación además contribuye a aumentar el riesgo de accidentes.
Según las guías, el consumo de benzodiacepinas no debería superar los tres meses en casos de trastornos de ansiedad y un mes en casos de insomnio. Sin embargo, el tiempo de consumo es muy superior a lo recomendado.
En 2015, Francia ocupaba el segundo puesto en el ranking europeo del consumo. El Ministerio francés realizó una campaña de concienciación y una intervención directa con los médicos enfocada a la deprescripción que funcionó.
“Hace falta una iniciativa global a nivel del Estado”, reclamó Torres, quien planteó la dificultad que supone muchas veces para el médico convencer al paciente, que muchas veces está ya en condiciones de adicción, de que debe dejar un fármaco sobre el que no tiene prescripción de riesgo porque nadie habla de ello», añadió.
Las benzodiacepinas son fármacos utilizados como tratamiento para diversas afecciones como: Ansiedad generalizada, insomnio, fobias, trastorno obsesivo compulsivo, trastornos afectivos y esquizofrenia. Estos medicamentos son muy eficaces cuando se utilizan adecuadamente pero su abuso conlleva efectos potencialmente graves.
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