Con cinco meses de vida aproximadamente, “Cocalerito”, es un can criollo que el domingo reciente decidió seguir a su ama en la marcha de la Asociación Departamental de Productores de Coca (Adepcoca), que se inició en Chulumani Sur Yungas de La Paz, con el objetivo de exigir el cierre del mercado paralelo de la hoja milenaria.
A las 12:00 horas del 4 de septiembre, los marchistas comenzaron la caminata rumbo a la sede de Gobierno. La movilización se caracterizó en la partida por la música autóctona, que despidió la marcha desde aquel municipio paceño, distante a 80 kilómetros aproximadamente al Noreste de la Sede de Gobierno.
Los gritos de consigna, estribillos, explosiones de petardos, pancartas fue la característica principal de la marcha, en un camino completamente enfangado, ya que horas antes la lluvia, puso en esas condiciones el escenario de la marcha. En determinados momentos, los productores de coca, tuvieron que caminar en “fila india” de dos, tres o cuatro, en función a las huellas que los vehículos dejaron en la ruta.
Fue en una de esas formaciones que los cocaleros, se dieron cuenta que el pequeño can encabezaba la marcha, mucho más delante de donde estaba su dueña.
Moviendo la cola, a paso vivo, realizaba la caminata, sin que nadie lo detenga, era como si entendiera la mascota el objetivo de la movilización, se lo veía ufano, cual si fuese el líder de los marchistas. Las personas que lo conocen, comenzaron a mostrar su admiración por el ímpetu del pequeño animal.
“Es un perrito común y corriente, Cocalerito se llama, va a llegar a La Paz junto a nosotros. No había con quién dejarle en casa porque todos se salieron y nos ha seguido, ahí está adelante. Tendrá todos los cuidados porque estará conmigo”, señaló su dueña, Gudelia Botitana, quien además es secretaria general del Consejo de las Federaciones Campesinas de Los Yungas (Cofecay).
En el primer día, los marchistas hicieron una primera en el sector denominado cementerio, después de pasar Huancané. Fue en este sitio, que “Cocalerito” recibió atención de su ama, quien le dio agua y también cariño, se lo abrazó por el sacrificio que hizo en ese primer sector de caminata, que eran aproximadamente diez kilómetros.