Tras varios cuestionamientos sobre la dependencia de la generación de electricidad de una producción nacional de gas que esta en declinación, el Gobierno informó que la generación de electricidad para el país está garantizada hasta el 2023 por los proyectos que desarrolla para sustituir el uso de fuentes fósiles en Bolivia.
“Hoy por hoy, Bolivia cuenta con una capacidad instalada en cuanto a generación capaz de garantizar la seguridad energética de los próximos ocho años en el país, es decir, que nuestra seguridad energética nacional en materia de electricidad está plenamente garantizada”, afirmó el ministro de Hidrocarburos y Energía, Franklin Molina.
La autoridad indicó que el mercado nacional cuenta con una capacidad instalada de 3,3 gigavatios (3.300 megavatios) con fuentes térmicas y que “todavía sigue dependiendo” de ese tipo de generación, basado en gas, diésel y otros carburantes, según informó El Deber.
Se incorporaron 100 megavatios (MW) de fuentes fotovoltaicas el año pasado y 108 MW con las plantas solares de Warnes, San Julián y El Dorado, que cuentan con una capacidad instalada de 170 MW.
“En el Plan de Desarrollo Económico y Social 2025 estamos previendo la adición de 300 megavatios en sistemas fotovoltaicos, lo que implica también desplazamiento de gas y fuentes fósiles”, anticipó Molina.
Asimismo, se llevan adelante los proyectos hidroeléctricos de Ivirizu y Miguillas, que tienen una capacidad instalada de 450 MW.
Por otra parte, varios analistas señalaron que con la caída sostenida de la producción nacional de gas (39% desde 2015) por la declinación de los campos gasíferos, la ausencia de resultados positivos en la exploración hidrocarburífera y la creciente demanda del energético en el mercado interno, no es verdad que a futuro existan los volúmenes de gas suficientes para la generación de electricidad.
Según datos de la Fundación Jubileo dan cuenta que más del 95% de la matriz energética de Bolivia, se basa en fuentes fósiles explotadas en el país o importadas.
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