Con los gritos de: “¡Justicia, justicia, justicia! ¿Cuándo? ¡Ahora!” la gente del municipio de Llallagua protestó por la muerte de Matías, un niño de seis años que fue raptado y asesinado supuestamente por la pareja de su padre la jornada precedente. La principal sospechosa fue aprehendida.
El cuerpo del menor fue hallado en la zona Villa 22 de Diciembre.
“Se presume que hubiese sido intoxicado, se habría utilizado un órgano fosforado», explicó la fiscal Roxana Choque.
De acuerdo a lo informado por el comandante de la Policía de Norte Potosí, Víctor Hugo Patzi, Matías presentaba “signos muy malos”. La víctima fue raptada por una mujer desde la unidad educativa “Jaime Mendoza”, lugar donde estudiaba, la mañana del miércoles.
Cuando su progenitora fue a recogerlo entre las 12:30 y 13:00 horas ya no lo encontró, le informaron que una mujer se lo llevó; ante esta situación, su madre llamó a sus familiares con la intención de averiguar quién llegó por el niño, pero ninguna de las personas que contactó estaba con Matías.
Ante la inminente desaparición de su hijo, sentó la denuncia en la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (Felcv), inmediatamente se activaron operativos para ubicar al menor conjuntamente la Defensoría de la Niñez y el Servicio Legal Integral Municipal (SLIM).
“A las 15:30 nos dan la alerta que el niño fue encontrado en la Villa 22 de Diciembre con signos muy malos, fue traslado al centro hospitalario donde llega a fallecer”, informó el efectivo policial, también precisó que el infanticidio se trata de un “delito pasional”, pero no brindó más datos.
En horas de la noche el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, informó sobre la detención de la mujer que raptó al niño, además de que se la constituyó como la presunta autora del delito, según informó la Agencia de Noticias Fides.
“Informamos de la captura de la señora Marlene O.S. en Llallagua, quien raptó al hijo de su pareja saliendo del colegio y después terminó con la vida del niño de apenas seis años”, manifestó la autoridad.
Sin embargo, los vecinos se aglutinaron en la puerta de la Policía de Llallagua y gritaban: “¡queremos justicia!”, además de advertencias sobre justicia comunitaria.
La gente quería que se les entregue a la aprehendida, pero la Policía dijo que no estaba en ese recinto; los vecinos molestos intentaron ingresar por la fuerza y los efectivos respondieron lanzando gases lacrimógenos. Horas más tarde arremetieron contra las oficinas policiales rompiendo los vidrios con piedras.
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