Lionel Messi solo guarda grandes recuerdos de Wembley. Si en 2011 el rosarino salía campeón de la Champions con el Barcelona tras una exhibición colosal ante el Manchester United, once años después añadió un título más a su palmarés con la selección tras haberse proclamado campeón de la ‘Finalissima’ ante Italia. Dio dos asistencias, no paró de participar en el juego de Argentina y recordó -aunque fuera de forma efímera- al mejor Messi. Al finalizar del partido el ‘10′ fue manteado por sus compañeros y fue reconocido como el jugador del partido.
El siete veces ganador del Balón de Oro comenzó muy motivado el partido en Wembley. “Fue una final hermosa, llena de argentinos. Lo que vivimos acá fue hermoso”, aseguró. No paró de pedirla, agitó constantemente entre líneas y fue un jugador al que Italia no supo detectar durante los primeros 45 minutos. Su asistencia a Lautaro, tras una jugada en la que rompió en velocidad a su marca, recordó al mejor Messi, aunque fuera durante tan solo unos segundos.
No obstante, el delantero tuvo una queja para la organización: “Le decía a los pibes que ayer, cuando entrenamos en Wembley, me cambiaron la pelota porque estuvimos entrenando todos los días con otra. Era un poco más pesada, diferente. Desde ayer ya estaba fastidioso con eso. La otra era mejor, le había agarrado la mano, pero no es excusa”, declaró al final del partido.
Messi es la gran esperanza de Argentina para el Mundial. Un país acechado antes de la llegada de Scaloni por el ciclo Sampaoli, pero que en apenas cuatro años ha conseguido forjar un equipo competitivo, sano en el vestuario y en el que Messi es el ancla de un grupo de jugadores que tiene hambre de seguir haciendo historia.