Después de haber recibido el segundo y definitivo aviso de las autoridades por haber incumplido la ley ‘anti-fake’, “Novaya Gazeta” anunció la presente jornada la paralización de sus actividades hasta que concluyan las operaciones militares en Ucrania.
“Novaya Gazeta” era el último periódico crítico del Kremlin que se encontraba en funcionamiento tras las leyes aprobadas por el Gobierno ruso; la adjunta al director, Nadia Prusenkova, dijo la presente jornada que ya no pueden brindar información por su seguridad, según lo informó ABC Internacional.
La dirección del medio confirmó en su página web que el organismo regulador de las comunicaciones, Roskomnadzor, les envió una segunda advertencia respecto a la manera en que ejercían sus funciones, es así que decidieron suspender las actividades del periódico en sus formatos impreso y digital.
“Novaya Gazeta” informó que esta determinación se mantendrá vigente hasta que el conflicto entre ambos países europeos culmine, o al menos que las operaciones militares en Ucrania cesen, lo que significa que no tienen una fecha específica para retomar actividades.
Después de que el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, ordenara el inicio de las operaciones militares en Ucrania “Novaya Gazeta” se convirtió en el medio independiente más leído por los rusos; registraron más de cuatro millones de usuarios al día y más de 100.000 lectores.
Para seguir publicando el periódico decidió comenzar a usar palabras como “operación especial”, y suprimir otras como “guerra” o “invasión”; términos cuyo uso está penalizado por el Kremlin.
El periódico ya mantenía una cobertura mesurada del conflicto, en su formato impreso se publicaban dos hojas en blanco junto con un mensaje que decía: “Estas páginas deberían ser para informar sobre Ucrania pero no podemos”; esto fue interpretado como un reconocimiento público de los periodistas de que no se arriesgarían a ir a la cárcel.
El periodista Denis Muratov, premio Nobel de la Paz en 2021 y fundador de ‘Novaya Gazeta’, anunció la semana precedente que donaría la medalla que ganó en Oslo para ayudar a los refugiados ucranianos, un acto con el que pretendió poner el foco sobre las millones de personas desplazadas por el conflicto.
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