Casi el 9 por ciento de Corrientes, provincia del Noreste de Argentina, ha sido devorada por las llamas, los daños productivos y ambientales son incalculables.
Los incendios han destruido arrozales, campos ganaderos, yerbatales y pinares, hasta el momento no se reportaron víctimas fatales, pero sí un número elevado de evacuados y casas destruidas.
Bosques nativos y pastizales también fueron afectados por el fuego, Esteros del Iberá, el mayor humedal de Argentina y el segundo de Sudamérica, también sufre las consecuencias de las llamas, siendo el hogar de una amplia biodiversidad y de especies en riesgo de extinción.
Corrientes, que limita con Brasil y Paraguay, fue declarado bajo catástrofe ambiental, las provincias vecinas mandaron recursos y el gobierno federal envió ayuda extraordinaria.
Brigadistas y Bomberos trabajan en encender cortafuegos en varios kilómetros para desviar los incendios de zonas pobladas o productivas. Helicópteros y aviones hidrantes combaten los focos que amenazan con reaparecer si el viento sopla más fuerte.
Sumado a la emergencia por el fuego y la sequía, hay 77 denuncias penales por incendios provocados en Carreras. Al ser la segunda zona ganadera de Argentina, los productores del lugar suelen realizar quemas controladas en febrero y agosto.
Pese a todos los trabajos, el director de Operaciones de Bomberos voluntarios de la provincia de Buenos Aires, Ramón Pared, declaró a Efe la importancia de que caiga agua en Carreras, «Esto no se apaga hasta que no llueva», manifestó.
La situación denominada “altamente crítica” ha llevado al gobierno argentino a pedir ayuda internacional para tratar de controlar la situación.
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