El Banco Mundial de Semillas o como se conoce “la bóveda del fin del mundo”, ubicado en la isla de Spitsbergen, en el archipiélago noruego de Svalbard, recibió el lunes reciente, 22 mil nuevas muestras, provenientes de distintos países.
Esta información fue brindada por el Gobierno noruego. Actualmente, el número total de las reservas es de aproximadamente 1.125.000 semillas, con casi 5.500 especies y 89 bancos de genes, según datos oficiales de dicha organización.
La llamada “bóveda del fin del mundo”, administrada por la organización internacional Crop Trust, junto con el Centro Nórdico de Recursos Genéticos y el Gobierno de Noruega, fue abierta en 2008 y tiene como fin conservar la biodiversidad agrícola del planeta.
Los científicos almacenan allí semillas congeladas de los cultivos más importantes del mundo con el objetivo de proteger este material genético de posibles desastres naturales, guerras y otras catástrofes. Además, las colecciones sirven a los agricultores y científicos para mejorar genéticamente las plantas y desarrollar nuevas variedades de cultivos.
Está situado en la isla de Spitsbergen, a medio camino entre la Noruega continental y el Polo Norte, el depósito solo abre una vez al año para reducir al mínimo la exposición de sus bancos de semillas al mundo exterior. Está previsto que durante el 2022 el banco vuelva a abrir a primeros días de junio y a finales de octubre.
Esta vez, los bancos de genes de Sudán, Uganda, Nueva Zelanda, Australia, Alemania y el Líbano colocaron en la bóveda varios tipos de semillas, entre ellas mijo, sorgo y trigo, para renovar sus propias colecciones, detallaron las autoridades noruegas.
Asimismo, el Centro Internacional de Investigación Agrícola en Zonas Áridas, el cual realizó tres retiradas de semillas, en 2015, 2017 y 2019, para recuperar las colecciones dañadas por la guerra en Siria, así como los depósitos ubicados en el Líbano y Marruecos, colocará en el banco al menos ocho mil nuevas muestras.
«El hecho de que la colección de semillas destruidas en Siria durante la guerra civil se haya reconstruido sistemáticamente demuestra que la bóveda funciona como un seguro para el suministro actual y futuro de alimentos y para la seguridad alimentaria local», declaró la ministra de Desarrollo Internacional de Noruega, Anne Beathe Tvinnereim, según reporte del portal Reuters.
Desde la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) mencionaron que, a lo largo de la historia, de 30 mil especies de plantas comestiblesseis a siete mil se cultivaron como alimento.
En la actualidad, aproximadamente el 40 por ciento de nuestras calorías provienen de tan solo tres cultivos principales: el maíz, el trigo y el arroz, lo que hace que el suministro de alimentos sea muy vulnerable en el caso de que los efectos del cambio climático dañen las cosechas.
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