Brasil Internacional

Aplazan hasta abril los desfiles del carnaval de Río de Janeiro y Sao Paulo

Ambas ciudades ya habían anunciado la suspensión este año del llamado Carnaval de Rúa / El Nacional
Los desfiles del carnaval de las ciudades de Río de Janeiro y Sao Paulo en Brasil fueron suspendidos hasta abril de este año, debido a la pandemia de Covid-19, informaron este viernes los ayuntamientos de esas capitales mediante un comunicado.

Los desfiles del carnaval de las ciudades de Río de Janeiro y Sao Paulo en Brasil fueron suspendidos hasta abril de este año, debido a la pandemia de Covid-19, informaron este viernes los ayuntamientos de esas capitales mediante un comunicado.

Ambas ciudades ya habían anunciado la suspensión este año del llamado Carnaval de Rúa, que es animado por las comparsas y bandas que desfilan gratuitamente ante millones de personas en las calles, y ahora optaron por aplazar, “para una fecha con posibles mejores condiciones sanitarias”, el carnaval realizado dentro de sus sambódromos.

“La decisión fue tomada respetando el actual cuadro de la pandemia del coronavirus en Brasil y la necesidad de, en este momento, preservar vidas y sumar fuerzas para impulsar la vacunación en todo el territorio nacional», destacaron.

La decisión se tomó tras una reunión en la que participaron el alcalde de Río, Eduardo Paes; el alcalde de São Paulo, Ricardo Nunes, los secretarios de Salud de las dos ciudades y los presidentes de las ligas de las escuelas de samba. Hasta la última hora, no obstante, todo apuntaba a que los desfiles se harían en febrero, aunque con varias restricciones.

De hecho, São Paulo ya había anunciado las medidas: Todos los asistentes (espectadores y los componentes de las escuelas) deberían mostrar el “carnet de las vacunas” y usar máscara facial. Además, las gradas del público estarían reducidas al 70 por ciento de su capacidad máxima. Al final no habrá nada de eso. Está por ver si el carnaval de abril será “normal” o habrá que volver a pensar en protocolos.

Los desfiles de las escuelas de samba en los Sambódromos de Río y de São Paulo eran las últimas expresiones del carnaval de febrero que resistieron a toda una “ola” de cancelaciones.

Primero, otras ciudades descartaron sus fiestas de carnaval y después estas dos capitales también renunciaron al carnaval de calle, el que organizan los “blocos”, comparsas callejeras de músicos que llegan a congregar a millones de personas.

Río y São Paulo “salvaron” una parte del carnaval trasladándolo a abril, pero otras grandes capitales de la fiesta, como Recife, Olinda y Salvador, simplemente lo cancelaron y de momento no existe nada previsto en el horizonte.

La decisión de celebrar o no el carnaval no es un asunto baladí. Al impacto emocional y cultural se une el duro “golpe” económico que supone otro año más sin la fiesta, que llena los hoteles y riega las ciudades de dinero, activando una economía muchas veces informal de la que dependen miles de personas en situación vulnerable, desde vendedores ambulantes hasta costureras, carpinteros o bailarines. Según datos del Ministerio de Turismo, en todo Brasil el carnaval llega a mover casi ocho mil millones de reales (casi 1.300 millones de euros).

Las autoridades esperaron hasta el último minuto para tomar una decisión difícil, pero los datos son incontestables. Brasil se encuentra en plena curva de subida de contagios.

Esta semana se “batió” varias veces el récord diario de casos confirmados de coronavirus. Este viernes, el ministerio de Salud notificó más de 118 mil. Es un aumento de casi el 300 por ciento respecto a la situación de hace dos semanas.

Brasil tiene un buen índice de vacunación; el 69 por ciento de la población del país está completamente inmunizada, porcentaje que roza el 90 por ciento en ciudades como Río y São Paulo, según reportó El Mundo.

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