La fisioterapeuta de la Caja Nacional de Salud (CNS), Álida Paz Aramayo ayer se declaró en huelga de hambre en la puerta del edificio central, ubicado al frente de la Plaza 10 de Febrero. Ella estaba junto a sus dos pequeñas hijas a quienes mantiene con el puesto que ocupa en dicha entidad, en reemplazo de su marido, quien falleció con Covid-19.
Fue la mañana de ayer que la profesional sorprendió a todos con la medida extrema. Un sleeping verde le sirvió para instalarse con sus dos pequeñas, además de llevar en manos, la foto de su difunto esposo, Dennis Enrique Cordova Manzaneda, quien murió hace siete meses cuando cumplía sus servicios como fisioterapeuta en la CNS.
“Me declaré en huelga de hambre porque no me renovaron mi tercer contrato. Mi esposo falleció por Covid-19 hace más de siete meses y yo ocupé su lugar. Hace dos semanas me dijeron que me iban a contratar como personal recurrente y no esté en la necesidad de pedir cada vez que me recontraten”, señaló.
Argumentó que ayer le dijeron que no había tal contrato, supuestamente por órdenes desde La Paz, cuya instructiva afirma que no se debe dar ningún tipo de contrato.
Paz cuestionó dicho accionar, ya que en otros casos, hay favoritismos y hasta nepotismo en la contratación del personal en salud.
“Cómo hay ese tipo de situaciones en la Caja y no se me toma en cuenta a mí ni a mis dos hijas, ya que soy la única que puede mantenerlas. Me dijeron que el lunes verán para solucionar mi caso y si no volveré aquí a hacer huelga de hambre, o sino que me devuelvan a mi esposo porque él se ha contagiado en la Caja. Pido a las autoridades que me ayuden porque soy una mujer sola, con mis dos hijas”, dijo.
Reiteró la exigencia de tener la fuente laboral de su esposo, quien trabajó nueve años en la CNS, era recurrente y ya le correspondía un ítem, que no recibió hasta el día de su muerte.
“Tengo la misma profesión de mi esposo, puedo dar examen, no tengo problema”, afirmó.