El Papa Francisco advirtió este jueves que el daño que la humanidad está haciendo al Planeta no se limita al clima, al agua y al suelo, sino que ahora amenaza la vida misma en la Tierra, Por tanto, instó tomar decisiones inmediatas para combatir el daño.
El Sumo Pontífice hizo estas declaraciones al intervenir en el Acto Académico de la Universidad Lateranense en Roma. Asimismo, manifestó que no basta con repetir declaraciones que “nos hacen sentir bien”.
“Ante la crisis ecológica no basta con repetir afirmaciones de principio, que nos hacen sentirnos tranquilos porque, entre otras muchas cosas, también nos interesamos del medio ambiente, se necesitan acciones rápidas”, instó la autoridad religiosa, según reporte del portal Sputnik Mundo.
Además, Francisco subrayó el “papel” particular que tienen las universidades en la lucha contra el cambio climático, ya que por ellas se encarga el esfuerzo de formar una conciencia ecológica y desarrollar la investigación para proteger la “casa común».
El Pontífice lamentó que las expectativas vinculadas a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que deben alcanzarse de aquí a 2030, junto con los objetivos más específicos vinculados a la protección del aire, el agua, el clima o el medio ambiente, están retrocediendo.
“Y eso ocurre, tal vez porque sólo hemos vinculado estos objetivos a una relación causa-efecto, quizás en nombre de la eficacia, olvidando que no hay ecología sin una antropología adecuada”, manifestó el Papa.
Asimismo, instó también a los representantes de las religiones a aportar la contribución necesaria, convirtiéndose en la “voz de los sin voz”, manifestandose por encima de los intereses partidistas y no sólo quejándose.
El Santo Padre intervino en la inauguración del ciclo de estudios en la Universidad Pontificia Lateranense de Roma dedicado al “Cuidado de nuestra casa común y protección de la creación” y a la cátedra Unesco “Futuros de la educación para la sostenibilidad”.
En el acto de esta jornada participaron también el patriarca ortodoxo de Constantinopla, Bartolomeo I, y la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay.
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