Los caminos en mal estado, la distancia hacia poblaciones y la cantidad de comunidades, serían algunos de los inconvenientes para que la ayuda de agua realizada por la Gobernación de Oruro, llegue a todos los pobladores de Toledo y la Provincia Saucarí.
Entre las complicaciones que la autoridad detalla, están las de carácter natural y técnico. Paravicini, refiere que la principal dificultad radica en la falta de lluvia y la complicación de que las cisternas abastezcan a más de 30 comunidades con varias familias cada una.
“Estamos haciendo una asistencia no sólo con cisternas, sino también maquinaria para la limpieza de vigiñas. El problema de Toledo es que son varias comunidades y familias.
Estamos llevando de tres a cuatro cisternas por día, por la distancia que representa ir de Toledo a las comunidades”, informó el jefe de la Unidad de Gestión de Riesgos (UGR) de la Gobernación de Oruro, Olson Paravicini.
COMUNARIOS
De acuerdo a los testimonios de los comunarios, las vigiñas, absorben gran parte del agua cuando están secas. En Sunavi, por ejemplo, las lluvias no llegaron hasta la fecha.
“Están viendo que las ovejitas no quieren tomar el agua profunda que sacamos del pozo porque es picante y salada, ahora dos cisternas para toda la comunidad no es suficiente y aquí no ha llovido, estamos en sequía, somos varias familias y hay mucho ganado”, aseguró doña Julia Choque.
POSIBLE SOLUCIÓN
El Jefe de la UGR coincidió con el criterio de los pobladores, ya que el mal estado de los caminos, la distancia y la cantidad de comunidades que requieren apoyo con agua, impiden que la ayuda pueda ser provechosa. Sin embargo, la autoridad sugiere trabajar en una tecnología o investigación que permita que el agua de pozo salada, sirva para el consumo humano y del ganado.
“En las vigiñas se evaporará o se infiltrará el 50% del agua, es decir, cinco mil litros, por eso hemos recomendado que hagan el esfuerzo de adquirir tanques y ahí vamos a llenar. De todos modos es recomendable ahí el agua de lluvia y es una solución parcial porque si no llueve que hacemos. El reto es trabajar en una técnica económica que nos permita convertir el agua salada en dulce”, indicó.
El jefe de la UGR, Olson Paravisini, asegura que desde el 17 de septiembre, la ayuda llegó a las comunidades, cada una a su turno y en diferentes jornadas, ya que el brazo derecho del río Desaguadero no tiene agua, por ello, las cisternas recargan el líquido de otros lugares y recién los transportan.
Se suma el mal estado de los caminos, la larga distancia y las numerosas comunidades, que según el funcionario, ralentizan el trabajo.
