Autoridades de las Naciones Unidas pidieron esta jornada, gestionar 200 millones de dólares de fondos suplementarios en ayuda humanitaria para Afganistán, país que luego de tres semanas permanece invadido y gobernado por los talibanes.
Desde la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés) aseguraron que con esa suma extra se requieren en total un valor de 606 millones de dólares para Afganistán, hasta el final de este año.
“Los servicios básicos en Afganistán están colapsados, y están a punto de agotarse los alimentos y otros bienes básicos para la supervivencia”, afirmó el portavoz de la OCHA, Jens Laerke.
Este tema será abordado el próximo lunes 13 de setiembre, durante una reunión ministerial organizada por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
El país de Asia Central, ahora bajo control de los talibanes tras 20 años de guerra, se enfrenta a una “inminente catástrofe humanitaria”, según indicó el portavoz de Guterres, Stephane Dujarric, la semana anterior al anunciar la reunión.
Asimismo, antes de la victoria de los talibanes, Afganistán era fuertemente dependiente de la ayuda internacional, que representaba en torno al 40 por ciento de su Producto Interior Bruto (PIB).
A la espera de un nuevo Gobierno, se realizó una manifestación de cientos de personas en Kabul, la cual fue dispersada esta mañana con disparos al aire por los talibanes, cuyos líderes prometieron nuevamente a Estados Unidos que permitirán las evacuaciones de afganos en riesgo.
A pesar de las palabras aparentemente tranquilizadoras de los nuevos dueños de Afganistán, comprometiéndose a ser más inclusivos y tolerantes, muchos en la capital temen un retorno al régimen “ultrarrigorista” impuesto entre 1996 y 2001 por el movimiento islamista radical.
Cientos de manifestantes marcharon hoy en diferentes protestas por Kabul en una muestra de este rechazo, algo impensable en el anterior mandato talibán, en el cual se celebraban ejecuciones públicas y se cortaban las manos a los ladrones.
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