Fueron 28 llamas encontradas sin vida ayer al mediodía en el municipio de Antequera del departamento de Oruro. Los comunarios como las autoridades de dicha región están preocupadas porque existen dos teorías de que el ganado camélido fue atacado por una jauría de perros o por pumas, debido a las características de la muerte, ya que las víctimas presentaban mordeduras en el cuello, los testículos y el estómago.
La denuncia fue realizada ayer por el burgomaestre de Antequera, Carlos Vargas, quien no pudo ocultar su aflicción porque en riesgo también se encuentran los habitantes de su municipio.
“Fueron afectadas seis familias de Antequera, de la comunidad de Huacuyo. Hemos tenido (este tipo de casos) con dos o tres cabezas de ganado camélido y algunas veces con cabezas de ganado ovino, pero en esta magnitud es la primera vez, es una gran pérdida para el productor o para la gente que se dedica a la producción de ganado camélido”, señaló.
La autoridad edil señaló que por la estimación que se hizo en el ganado entre ellas crías de nueve meses a un año, la pérdida aproximada en bolivianos es de 30 mil.
Acciones
Vargas indicó que se puso en conocimiento del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuario e Inocuidad Alimentaria (Senasag) este hecho, con el objetivo de recibir apoyo de un veterinario y determinar el tipo de mordeduras que recibió el ganado camélido, es decir, de perros o de pumas.
“Para nosotros es sorprendente que no hemos tenido este tipo de casos, principalmente en esta magnitud. Este informe nos permitirá dar parte a la autoridad competente como es Pofoma. También dimos parte a la UGR de la Gobernación”, dijo.
Este hecho originó alerta en el municipio de Antequera, ya que una de las primeras acciones es identificar el tipo de animal que atacó al ganado en el corral hecho de alambre de púa, sobrepasado por la especie agresora.
Asimismo, se encontraron algunas llamas muertas fuera del corral y muy próximas al río. Solo se halló a un espécimen malherido, por lo que tuvo que ser sacrificado.
La comunidad hará una fosa común para enterrar al ganado por precaución, ya que no se sabe si los animales que atacaron a las llamas, estaban con rabia.
