La posibilidad de realizar un safari real ya no se encuentra a miles de kilómetros de distancia. Desde la proximidad que brinda Argentina, los Esteros de Iberá en la provincia de Corrientes, nos ofrece la experiencia de adentrarnos a la aventura más profunda de este ecosistema.
Si nuestro sueño es vivir un safari fotográfico en contacto directo con el lado salvaje de la naturaleza, incluido el avistaje de diferentes especies de fauna autóctona, seguramente pensemos en el continente africano como opción.
Sin embargo, el concretarlo es mucho más cercano, e igual de apasionante en la aventura, ya que el centro de la provincia de Corrientes, al noreste de Argentina, alberga los Esteros de Iberá. Este es uno de los humedales más grandes del mundo y el más importante de este país, que se erige con la belleza de su paisaje como escenario superior para los amantes de la naturaleza y la fotografía.
El Parque Nacional Iberá es un área natural protegida de 183 500 hectáreas que conforma el de mayor superficie de Argentina y cuya principal atracción es que casi su totalidad está cubierto por el agua de los humedales, pertenecientes al vecino Parque Provincial Iberá.
Es en este hábitat nativo donde convive fauna autóctona y protegida como yaguaretés, guacamayos rojos, osos hormigueros, venados de las pampas, lobo de crin o pecaríes de colla. Son especies para las cuales el gobierno de Corrientes ha destinado gran parte de su esfuerzo a lo largo de los años, con el objetivo de recuperar y reintroducir estos animales en peligro de extinción.
La aventura por los Esteros de Iberá puede comenzar por un recorrido desde las alturas en jeeps altos y abiertos. Son los ideales para tomar las mejores fotografías en trayectos de caminos angostos durante el avistamiento de la fauna terrestre, y en particular de las más de 350 especies de aves que habitan los esteros, las que harán un festín visual para todos los observadores.
Se convirtió en una de las actividades preferidas por los turistas ávidos en conectar y observar los animales en su propio entorno, sin tener nada que envidiar a cualquier safari africano. Pero por supuesto no es la única alternativa.
Quienes prefiramos también un modo más vivencial, tendremos la posibilidad de realizar caminatas por la selva a través de galerías o senderos vírgenes, y a veces inundados, en parajes comolos Esteros & Sabana de Paso Claro o Camba Trapo.’
Las cabalgatas son otra opción que nos permite la aventura de sentir el territorio acuático transitando salvajemente los esteros y bañados del Iberá. Aquí el avistaje de fauna autóctona será entre ciervos de pantano, vizcachas, carpinchos o gatos montés para culminar apreciando una inolvidable puesta del sol, de tintes mora, naranja y amarillo, dentro de los humedales. Aunque si de agua se trata, la verdadera adrenalina la podremos sentir a través del safari de Yacarés, una experiencia única.
Con una longitud de hasta 3 metros, los yacarés nos vigilarán calentando sus cuerpos bajo el sol mientras navegamos silenciosamente y nos adentrarnos en canoas hacia su territorio, las zonas vírgenes de los bañados.
La naturaleza generará una sensación tan intensa que se nos tatuará como uno de esos recuerdos que guardaremos para siempre. Es que el acercamiento puede ser tan próximo que incluso podremos medirnos ojo con ojo al ritmo que sus gargantas se hinchan en modo de advertencia con un profundo y silencioso sonido. Y si además esta aventura es entre los meses de diciembre y enero, conseguiremos visibilizar los nidos de las hembras, quienes serán guardianas celosas de sus huevos hasta marzo. En esta fecha nacerán sus crías, que podrán permanecer en el lomo de sus madres por 2 años o más, protegidas de posibles depredadores.
La noche en los Esteros de Iberáes un mundo aparte y un safari nocturno representa la belleza del misterio. Recorrer los humedales bajo la luna y luz de las estrellas formando espejo con su reflejo sobre el agua, como mágica iluminación, creará a nuestros pies una experiencia mágica. Los sonidos más sorprendentes y ajenos serán protagonistas y nos hechizarán en un misticismo único. Es la hora de que numerosas aves migren a sus nidos y otra fauna, hasta ahora desconocida, como el búho, los zorrinos o los osos de lavado salgan a poblar los humedales y a maravillarnos con su inmensa presencia.
Los Esteros de Iberá, cuyo nombre indígena “Y vera” proviene de la lengua guaraní y significa aguas brillantes, es un destino para conectar nuestros sentidos con lo esencial de la naturaleza virgen.
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