Un grupo indígena canadiense anunció el miércoles 23 de junio el descubrimiento de centenares de tumbas sin nombre, en el sitio de una antigua residencia escolar en la provincia de Saskatchewan en el Oeste de Canadá donde fueron internados a la fuerza miles de niños durante casi un siglo.
El grupo indígena cowessess indicó que encontraron las tumbas en los terrenos de la escuela residencial Marieval, que estuvo en funcionamiento entre 1899 y 1997, a unos 500 kilómetros al Noroeste de Toronto.
Es el segundo descubrimiento de centenares de tumbas no señalizadas en terrenos de antiguas residencias escolares canadienses en las últimas semanas.
El pasado 28 de mayo la jefa de los tkemlúps te secwépemc, Rosanne Casimir, que forma parte de un grupo indígena de la provincia de la Columbia Británica, también en el Oeste de Canadá, indicó el descubrimiento de otros restos de 215 niños aborígenes enterrados en tumbas no marcadas en la residencia escolar de Kamloops.
En ambos casos, las tumbas han sido descubiertas utilizando radar de penetración de terreno, según reportó el Listín Diario.
El jefe de la Asamblea de Primeras Naciones de ese país, Perry Bellegarde señaló en su cuenta de Twitter que «las noticias del descubrimiento de cientos de tumbas sin marcar en la primera nación cowessess es absolutamente trágico pero no sorprendente».
«Solicitó a todos los canadienses a estar junto a los indígenas en estos momentos extremadamente difíciles y emocionales», expresó.
La Federación de Naciones Indígenas Soberanas (FSIN) de Saskatchewan, que representa a los 74 grupos indígenas de la provincia, manifestó que es más que probable que en los próximos días aparezcan numerosas nuevas tumbas sin identificar en otras residencias escolares.
FSIN ha iniciado una búsqueda sistemática en la mayoría de las escuelas residenciales situadas en Saskatchewan.
El sistema de residencias escolares para indígenas fue impuesto por las autoridades canadienses a finales del siglo XIX para eliminar la cultura aborigen de ese país.
Los niños indígenas eran sacados a la fuerza de sus comunidades y enviados a estos internados situados en algunos casos a centenares de kilómetros de sus hogares y familias.
Entre 1890 y 1997 más de 130 escuelas residenciales funcionaron por toda Canadá y unos 150,000 niños indígenas fueron internados en estas instituciones que eran gestionadas por órdenes religiosas, en su mayoría católicas.
En las habitaciones escolares, los niños indígenas sufrieron abusos físicos, psicológicos y sexuales de forma sistemática e incluso experimentos a manos de científicos gubernamentales.
En 2015, la Comisión para la Verdad y la Reconciliación de Canadá concluyó que uno de cada 50 niños enviados a las residencias escolares, murieron en las instituciones, alrededor de 3,200 niños aunque esta cifra es considerada conservadora por dirigentes indígenas.
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