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Una madre llora “sangre” por la ingratitud de sus hijos

Imagen referencial, manos de una mujer adulta mayor / 20 MINUTOS
Rosario, una señora de aproximadamente 75 años, quien llora “sangre” y sufre por la ingratitud que demuestran sus dos hijos, los cuales presuntamente le hurtaron sus pertenencias y la despojaron de su vivienda.

Rosario, una señora de aproximadamente 75 años, quien llora “sangre” y sufre por la ingratitud que demuestran sus dos hijos, los cuales presuntamente le hurtaron sus pertenencias y la despojaron de su vivienda que en principio fue de ella.

La señora, modista de profesión, es natural de la ciudad de Cochabamba, sin embargo, vive en Oruro hace 18 años.

Este 27 de mayo, día en el que se conmemora el Día de la Madre boliviana, visitó las instalaciones del matutino LA PATRIA, con lágrimas en los ojos y la cabeza gacha por la vergüenza de contar acerca de la ingratitud de sus hijos. Se quejó de ellos y exigió por este medio que le devuelvan sus pertenencias, entre ellas, su bien inmueble.

Según la víctima, uno de sus hijos D.C., de 55 años aproximadamente, hace dos semanas la visitó en el pequeño dormitorio que ocupa en alquiler, pero con intención de sustraer, sin ella darse cuenta, de cinco pares de algunos aretes que ella poseía para venderlos y mantenerse económicamente.

“Tocó la puerta (su hijo), le recibí y se sentó en la cama al lado de mis cosas. La dueña de casa me llamó, entonces salí y con confianza de mi hijo dejé mis aretes ahí, él escogió y sin darme cuenta se lo llevó”, denunció la señora.

El menor de sus hijos, A.C., cuenta doña Rosario, le quitó su casa y hurtó los papeles de la propiedad para quedarse con ella, desde hace dos años la señora realiza una demanda a su hijo para que el bien inmueble le sea devuelto, ya que ella adquirió esa casa con el dinero de la liquidación que obtuvo en su último trabajo, que fue en un Hospital del municipio de Colquiri.

“Me botaron de mi propia casa, ahora ahí vive mi hijo menor con su esposa, hace nueve meses dormía en las calles, el frío afectó a mis riñones, dormía al frente del Santuario del Socavón, o a veces caminando en las calles amanecía. Quería entrar a la Policía pero tenía miedo”, manifestó la víctima.

El esposo de doña Rosario falleció hace nueve años, R.C., natural de Santa Cruz y según ella sin oficio.

Finalmente, relató que en la Policía la rechazaron e incluso la insultaron, recurrió en primera instancia a las oficinas de la Fuerza de Lucha Contra la Violencia (Felcv), donde un funcionario la rechazó e intercambiaron agresiones verbales.

Recientemente acudió y por tercera vez, al Comando Departamental de la Policía, donde la “evadieron”, indicándole que regrese otro día porque no tienen la facultad de ir a su domicilio por el riesgo de contagiarse, por tal motivo, presentó su queja ante nuestro medio.

/MDCB


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